La ropa de segunda mano como acción social

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La artista textil y gestura cultural, Daniela Fabrizi, utiliza sus medios para combatir la contaminación mediante el “upcycling” en sus diseños de vestuario.

“Cada prenda se puede demorar hasta 200 años (en descomponerse) y estos procesos de descomposición emiten gases metanos, sustancias químicas, o sea que solamente se dan las descomponentes sino todo lo que emiten para la naturaleza en términos de aire y suelo y agua. Así que es demasiado evidente que el daño es muy grande”, dijo Fabrizi, quien se reconoce por su activismo sobre el reuso, el reciclaje creativo y vestir artistas como Ile.

Fabrizi, quien confeccionó una máscara y piezas de lata para una edición de la revista Rolling Stone, se enfoca en el rescate del material, es decir, crear con lo que “se encuentre” para evitar su desperdicio. Para ella es lógico utilizar la “materia prima” que ya existe sobretodo ante vertederos están a punto de colapsar.

“Para mí es ya absurdo seguir usando cosas nuevas, es algo que tengo muy arraigado, como wow: “es que no puede ser, no puede ser que sigamos generando con toda esta materia prima; toda esta ropa descartada que no llega a ninguna parte”, dijo. Comienza sus diseños con lo que encuentra y de ahí ese material la va llevando. “Lo puedo tejer, lo puedo bordar, lo puedo deconstruir, lo puedo hacer nudo”, comentó.

La gestora cultural reconoce que es una problemática a nivel global.

“Todas estas ropas también las viajan a África, a Chile, a los desiertos [para ser desperdiciados] es una locura”, detalló la artista.

Aunque, a medida que pasa el tiempo, las tendencias apuntan cada vez más a lo vintage y la ropa de segunda mano.

“Que haya más gente corriendo bicicleta, que haya más gente usando modas sostenibles, yendo a thrift shops, yendo al Salvation Army, eso siempre va a ser mejor”, argumentó Fabrizi.

“Siempre busco cómo integrar el reuso y cómo integrar por lo menos la ropa de segunda mano, el vintage, cómo podemos minimizar nuestro impacto. Y de ahí es que el reuso creativo es una manera de entender que así también consumimos menos”, explicó.

Su activismo la llevó a ser solicitada por artistas que también desean amplificar el mensaje.

“Reconocerme con un estilo que por un lado te compromete, por un lado te condiciona, porque entonces la gente dice, ah, solo hace upcycling. Pero por el otro es bien positivo. Porque lo que por un lado te limita, entre comillas, porque es un estilo muy específico, por el otro es lo que te identifica”, aseguró.

Frabrizzi busca combatir la contaminación desmedida de la industria de los textiles.

“Es la segunda industria que más contamina el planeta. Yo creo que es como imposible no pensar en una acción política activista. Como que es muy lindo partir de nuestro consumo individual pero también es que ya es demasiado importante pensar colectivamente y en comunidad. Entonces yo creo que para llegar a estos lugares tenemos que empezar por cómo son nuestros días, cómo estamos conectados con lo que está pasando para que eso también nos lleve a entendernos por un fin común”, concluyó.

Fabrizi no solo transmite su mensaje por medio de los diseños y eventos dedicados a la conciencia ambiental, como Feria Calle, sino que lleva a cabo performances para brindar más visibilidad, entre ellos “Trash Ball” y “Garbagia”. Hasta el 22 de abril en la Plaza del Mercado en Río Piedras, en el Día del Planeta Tierra, estará abierta al público su exhibición de la octava edición de Feria Calle, que muestra el reuso creativo de 48 artistas.

D’Occasion Boutique recibe de 10 a 15 bolsas de ropa semanalmente. Desde el 2016, su propietaria, Frances Ramírez busca evitar que los textiles lleguen al vertedero con su programa de reciclaje textil y ayuda a la comunidad.

Un sueño le motivó a crear el proyecto que busca reparar y crear otras piezas para “desacelerar” el fast fashion.

“Si nosotros podemos poner, aunque sea un granito de arena para poder desacelerar lo que es el fast fashion y poder rescatar aunque sea una pieza de ropa que no llegue a un vertedero, vamos a hacerlo”, afirmó.

D’Occasion Boutique tiene dos localidades, uno en Caguas y otro en Gurabo; los clientes entregan ropa que desean descartar y lo que no llega al piso, se distribuye a entidades benéficas.

“Toda esa ropa se revisa, se clasifica y se revisa. Tiene que estar en perfecta condición para poder tenerla en piso para la venta. De ahí determinamos cuáles son las piezas que se van a vender, cuáles se van a donar, cuáles se van reciclar o arreglar. Semanalmente recibimos cientos de piezas. Tenemos el almacén y el centro de acopio que está en la tienda frente a la Universidad del Turabo”, indicó Ramírez.

Desde piezas casuales hasta trajes de prom, la dueña asegura tener una acogida “muy bonita” por parte de sus clientas por la variedad de artículos, proveyendo un estilo “boutique”. Los precios comienzan desde $5 y luego varían dependiendo de la pieza. El negocio cuenta con un “designer corner”, que tienen diseñadores locales para todo tipo evento, comenzando desde $40. Los que donan sus piezas a la tienda, reciben un 20 % de descuento para compras.

Mientras en San Juan, Viviana Ramírez de Arellano hace lo propio en Vicevarsa. Es codueña de la tienda y asegura que siempre ha tenido interés por la sustentabilidad, el reciclaje y la moda vintage.

Viceversa opera por consignación y ofrece todo tipo de artículos de segunda mano, desde el hogar hasta ropa y zapatos.

Segun Ramírez de Arellano, en la tienda se encuentran piezas unicas, al tiempo que promueven sustentabilidad y accesibilidad.

“Otras personas [llegan a Viceversa] porque a lo mejor tienen la ilusión de tener una pieza de algún diseñador o que no se le hace accesible, pero al comprarla en segunda mano pues ya es más viable. A lo mejor siempre han querido una cartera de un diseñador o una marca y en su precio original nuevo es muy alto, pero ya al comprarla en segunda mano puedes obtener esa pieza y mucho menos del precio que la comprarías nueva”, opinó.

Por el modelo de consignación, las personas deben sacar una cita para mostrar las piezas que interesan vender.

“La primera vez que vienen, se les abre una cuenta para ser vendedor en Viceversa y toda esa mercancía que ellos traigan y —después pueden seguir trayendo— se les entra el sistema bajo su número de cuenta de vendedor. Ellos van a tener acceso a un website donde pueden ver toda su mercancía, el movimiento de su cuenta, las ventas, precios, pagos, todo eso lo pueden monitorear a través de ese portal”, señaló. La tienda recibe una comisión.

Ramírez de Arellano reiteró que es una forma para apoyar al ciudadano para que “haga un dinerito extra”.

“El que lo compra se beneficia porque también compra una pieza a mejor precio, se beneficia el planeta, nosotros ganamos… es un círculo completo”, argumentó

El vendedor tiene cuatro meses para vender la pieza, una vez termina el tiempo estipulado, puede recuperarla. En el caso de que no estuviera interesado en agregar otra vez ese ajuar a su closet, Viceversa lo entrega a entidades benéficas.