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Reparar plantas viejas y depender de fondos temporeros mantiene frágil la red eléctrica 

20 December 2025
This content originally appeared on Metro Puerto Rico.

 

La estrategia de continuar reparando plantas de generación térmica que ya superaron su vida útil, junto con la dependencia en fondos federales temporeros para reconstruir la red eléctrica, mantiene al sistema eléctrico de Puerto Rico en una condición de fragilidad estructural, concluye un informe independiente sobre el Plan Fiscal 2025 de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

El estudio, preparado por la firma de ingeniería EnerNex para la Junta de Supervisión Fiscal, advierte que el modelo actual no ofrece una solución sostenible a largo plazo. “Las reparaciones temporeras solo retrasan, pero no resuelven, las limitaciones fundamentales asociadas con la edad de los activos”, señala el informe al evaluar el estado del parque de generación y la estrategia de inversión proyectada.

Plantas al final de su vida útil

Según el análisis, la mayoría de las unidades de generación térmica en operación tiene más de cuatro décadas de antigüedad. En particular, 10 de las 12 unidades principales superan los 45 años de servicio, mientras varias plantas presentan niveles de desempeño inferiores a los observados en instalaciones comparables en Estados Unidos.

“El envejecimiento de los activos se traduce en altas tasas de fallas forzadas y en una capacidad degradada que limita la disponibilidad real de generación”, indica el informe, al advertir que el sistema depende de equipos que ya excedieron su expectativa de vida operacional.

EnerNex reconoce que el gasto en mantenimiento ha aumentado, pero subraya que los beneficios de esa inversión son cada vez más limitados. “El aumento en los gastos de mantenimiento no se ha traducido en mejoras proporcionales en la confiabilidad ni en la adecuacidad del sistema”, concluye el análisis.

El informe explica que, en esta etapa del ciclo de vida de las plantas, el mantenimiento rutinario no puede compensar la degradación estructural acumulada. Como resultado, cada dólar adicional invertido produce retornos decrecientes y deja intactos los riesgos de fallas mayores.

A esta realidad se suma la dependencia en fondos federales no recurrentes para financiar gran parte de la reconstrucción y modernización de la red. EnerNex advierte que este enfoque introduce una vulnerabilidad adicional.

“Existe un riesgo inherente en adelantar reparaciones y reconstrucciones utilizando fondos temporeros, sin un mecanismo claro para sostener el mantenimiento continuo del sistema”, señala el informe, al advertir que una vez se agoten esos recursos, la red podría volver rápidamente a un ciclo acelerado de deterioro.

El riesgo de soluciones provisionales

El informe también cuestiona la dependencia en generación de emergencia y unidades alquiladas como sustituto de una estrategia clara de reemplazo de plantas obsoletas. Aunque estas medidas pueden aliviar déficits de capacidad a corto plazo, EnerNex advierte que “no constituyen soluciones sostenibles para garantizar la adecuacidad del sistema a largo plazo”.

La ausencia de un calendario definido para el retiro y reemplazo de unidades envejecidas perpetúa la vulnerabilidad del sistema y limita su capacidad para responder a fallas inesperadas.

EnerNex concluye que postergar las decisiones estructurales no reduce los costos del sistema, sino que los incrementa. “Retrasar el retiro de plantas al final de su vida útil intensifica los riesgos financieros, operacionales y ambientales”, advierte el informe.