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Carta a Juan Dalmau 

04 November 2024
This content originally appeared on Metro Puerto Rico.

 

Querido Juan:

Mi nombre es Alexis Gilberto Zárraga Vélez, aunque algunos me conocen como Macetaminofén, Mace o el Profesor Zeta. De hecho, a veces mi esposa me dice “papi”, aunque en el resto de la isla me piden la bendición mientras me gritan “Tío”.

Tengo cuarenta y un años, soy orgullosamente Ponceño -de la 16 en Los Caobos y la 6 del barrio Bélgica- y mi primer voto fue en el año 2004. Para esas elecciones yo era un chamaco comenzando sus veintitantos, así que viniendo de un hogar penepé, hice lo que todo estudiante universitario y rebelde haría: rajé la X por Rubén Berríos y el PIP. Lo hice por dos razones: 1. Por joder. 2. Porque a mí me encanta la libertad y nací siendo independentista.

Juan, pa’ ser honesto, no sé si el partido quedó inscrito después de ese año cuando ganó Aníbal, pero poco a poco fui viendo los problemas que tenía esa institución política. Bro, recuerdo que estaban en negación y repetían el discurso de que “los pobres se equivocaban” en vez de tener la humildad para reconocer que no supieron llevar el mensaje a Doña Chela en Llorens. Puerto Rico es un caserío, no una urbanización con control de acceso, así que pa’ ganar hay que responder las preguntas difíciles. A mí me encabrona que vean a los pobres como brutos, en vez de decirnos cuál es el crical pa’ buscar opciones y resolverlo.

En aquel entonces, también me dediqué más a leer sobre gente que no pensaba igual a mí (alejándome del discurso socialista), aprendí sobre las diferentes ideologías y dejé atrás el radicalismo que nos brinda la ignorancia arrogante. Juan, en 2008 -y con dolor en mi cora, porque sabía que estaba dándole una puñalá al único bando que apoyaba mi ideal- voté por Rogelio Figueroa bajo la insignia de aquel partido que llegó para marcar un antes y después.

Oye, no me importa lo que alguien pueda pensar, pero -como dato random- para mí Rogelio era como Julio Rivera Saniel y Jonathan Lebrón: una Oreo, que es negra por fuera y blanca por dentro. Rogelio era menos negro que Michael Jackson, quien hasta se pintó la piel. Sol, mi esposa, me dijo que debía quitar esta línea para que no me llamaran “racista”, pero le dije que si me la eliminaba iba a poner otra que dijera que Ana Irma es tan aburrida y mamalona que ni Kiko Blade se atreve a hacerle una parodia.

Anyway, Juan, yo estuve por años encojonao con el PIP porque la realidad es que se convirtieron en un club de boriblanquitos que no entendían a la gente de a pie, a los del caserío, a los del barrio, ni a los que no pudieron hacer grados en la universidad, porque cuando se viene de abajo las circunstancias son diferentes. Al PIP se le olvidó que los pobres tienen otras luchas, y que los ideales políticos son secundarios cuando la nevera está vacía.

Me alegré cuando vi a Rubén Berríos suplicando por ayuda para la inscripción del partido, y recuerdo que hasta le ofrecían a los estudiantes de la UPR un sticker de la bandera de Puerto Rico por una firmita. Jajajajaja. Estaban raspando el pega’o porque no querían ver lo que estaba pasando en un mundo nuevo.

En 2012, yo era un padre soltero que vivía en Ponce, pero que estaba buscando sus sueños en San Juan, y recuerdo que un wikén te vi en la playa El Combate en Cabo Rojo. Cabrón, andabas con la friolera de unas seis personas repartiendo banderas en la playa y nadie las cogía. De hecho, yo agarré una con penita y no me olvido de esa tarde de septiembre porque fueron de mis primeras fotos en Instagram… ajá, y las borré por el bochorno de tener una bandera del PIP.

En esas elecciones llegaste tercero con unos cuarenta y pico de mil votos. Recuerdo que sacaste más votos que Rogelio, el MUS y Bernabe en el PPT. Honestamente, cuando te vi haciendo tu trabajo, fue como ser testigo de una estampa de Tito Auger cantando sus gritos de guerra con una guitarra en una pizzería de Cataño. Para aquel momento pensé que el partido ya estaba tocando la canción del “Titanic” en un violín durante el atardecer del domingo.

Ya para 2016 yo llevaba dos cuatrienios sin votar, porque estaba seguro que Puerto Rico se aferraba a un guión que se repetía. Juan, pa’ esa fecha la candidata era tu compañera María de Lourdes -a quien respeto aunque le haya robado el look a Pedro Julio- pero ella tenía la falla de lucir como la principal de una escuela que to’ el tiempo mira hacia abajo con autoridad. Aunque creía (y creo) que David Bernier era un tipazo, yo estaba desmotivado porque los candidatos -lo quieran o no- tienen que seguir las instrucciones de un partido.

Pa’l 2020 volviste (siendo honesto, hasta pensé que eras adicto a las derrotas), y pa’ joder fueron las elecciones más atípicas del mundo por la pandemia; sacaste un número de votos bien pega’os a los de Alexandra Lúgaro, quien era la underdog más querida de esos tiempos y la favorita de una nueva generación. Llegaste cuarto, pero cercano a ‘Xandra, mientras que los partidos principales seguían bajando sus números.

Ya esto -le gustara o no a Ferdinand Pérez- era HISTÓRICO. Siempre pensé que la campaña fue exitosa, no por llegar en un sabroso cuarto lugar, sino porque ya la gente se estaba olvidando del miedo que provocaba un independista en el poder, y se dieron cuenta que se vota por el mejor candidato, no por el que más embustes promete.

Juan, mi papá falleció en 2020, mi hermana se fue del país hace mucho tiempo, mi hija y su mamá se marcharon en 2016, mi mejor amigo hizo lo propio ese mismo año y la mayoría de mi familia también brincó el charco cuando las oportunidades siguieron limitándose. Juan, brother, me siento solo en mi isla… llevo toda mi vida jodiéndome por este peñón, pero quisiera con todo mi corazón que los míos disfrutaran del sacrificio y el esfuerzo que uno le da por echar la Patria pa’ lante.

Acho, en verdad, no quiero que nadie más se vaya… ya yo perdí a los míos, pero mi amor por Pe Erre es tan grande que voy a luchar por el 100x35 aunque mi batalla personal esté perdida. Tenemos que arreglar esta pendejá pa’ no seguir perdiendo a los nuestros… y si esa es la causa, conmigo puedes contar SIEMPRE.

Papo, tengo que decirte que durante los años que no quería saber de política, me casé con una hermosa estadista de Morovis. Tengo que decirte que esa mujer ama a Pe Erre con la misma fuerza que Albizu, y fue ella quien me enseñó que los estadistas adoran este país con cojones, así que yo ya no puedo ver como un enemigo a quien piensa diferente a mí.

¿Sabes qué, Juan? Sol -la que tildaban de penepé ciega- rajó la X por ti en el 2020 porque leyó tu plataforma y me dijo “él es el mejor”… mientras que yo -el independentista soñador- no fui a ejercer mi derecho al voto porque creía que todos en tu esquina eran iguales.

El calendario me dio un paL de canas y muchas respuestas, y no tuve más opción que volver a abrazarme a ese chamaco que quería que mi país no tuviera las mismas dos opciones de siempre. Juancho, los cambios tardan mucho tiempo, pero se van dando porque esto no se trata de bandos, sino de hacer lo mejor por la cuna que tanto amamos.

Juan, yo no me llevo con muchos de tus seguidores, pues son bien recalcitrantes y se creen que el mundo es blanco o negro, pero no voy a penalizarte porque de eso no tienes control. Papeh, este es tu tercer intento, y has dejado el alma en esta vuelta; y yo solo quiero decirte que volví a sacar la tarjeta electoral por ti. Ningún otro político independentista me ha hecho sentir tan orgulloso porque has sido demasia’o fajón, y de eso se trata la PATRIA: de meter cojones.

Papo, tu gesta es inspiradora, y aunque no sabemos cuál es el resultado del martes, quiero que sepas que hiciste algo bien grande. Juan, gracias por hacernos soñar, por darnos esperanza y por hacernos creer que aún hay tipos que quieren joderse de corazón por Pe Erre.

PD: Cuando ganes, sabes que te voy a fiscalizar y espero que jodas pa’ que cambies el himno porque es demasia’o de sumiso; aquí somos gallos y necesitamos los verdaderos cánticos de valor. Ah, mi esposa dice que “pongas el Himno de la Vergüenza de los populares, porque es una buena rola”.

Bebo, te doy mis respetos desde mi escritorio en un balcón en Cupey y el martes vamos a salir a votar por ti. 🦍🫡